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viernes, 9 de diciembre de 2011

Martos se prepara para recoger su fruto más preciado, la aceituna


El fruto está maduro y listo para dar su preciado zumo. La temporada de la aceituna se inicia en muchos pueblos andaluces. Ajenos al frío, la escarcha o el hielo del amanecer, los jornaleros recorren los olivares con espuertas, varas y escalas al hombro dispuestos a recoger el fruto de meses de intenso trabajo y de mimo a ese árbol centenario. Martos, una de las localidades olivareras por excelencia, rinde homenaje a este preciado fruto con una fiesta que es prolegómeno de intensas jornadas de trabajo.
La Fiesta de la Aceituna de Martos ha cumplido este año su XXXI edición. Se celebra desde el fin de semana pasado, con diferentes actividades lúdicas , festivas y, sobre todo, gastronómicas, que tienen a la aceituna y al aceite como eje vertebrador. Así, la extracción del primer aceite de oliva del año es todo un acontecimiento popular, que se realiza con una prensa de husillo de tracción manual. Este fin de semana terminan los actos organizados, con concierto de música esta tarde y actividades deportivas para mañana sábado.
Martos representa un enclave singular y una imagen única; la legendaria Peña, el caserío, asentado en sus laderas, formando un bello conjunto de casas blancas derramadas en escalones sucesivos buscando el llano; envuelto todo ello en la riqueza y magnitud del olivar. Por otro lado, Martos ofrece al visitante una gran variedad de rutas turísticas como la Ruta de las Batallas y los Castillos, la Ruta de los Nazaríes, la Ruta del Renacimiento y la Ruta de los olivos centenarios, así como una importante arquitectura historicista y un impresionante paisaje natural.
Los orígenes de Martos se remontan a la Prehistoria. El desarrollo de un pueblo en una localización como esta se debe sin duda a la existencia del núcleo coordinador de población durante toda la historia marteña, 'la Peña'. Su situación estratégica, la existencia en sus inmediaciones de fuentes naturales de agua así como de manantiales, unido a la defensa natural que ofrecía, fueron los factores determinantes que propiciaron el asentamiento humano a sus faldas.
Durante la dominación romana, la antigua ciudad ibera de Tucci, será convertida en colonia. Más adelante, durante el Bajo Imperio romano, Martos será sede episcopal, y continuará siéndolo durante la época visigoda.
Frontera disputada
Martos, o Tús o Tuss, como la llamaron los árabes, se configurará desde el siglo IX como una de las plazas fronterizas más disputadas, por sus fértiles tierras, su posición estratégica, y su facilidad defensiva. En 1225 el rey musulmán de Baeza entregó a Fernando III el Santo, entre otros, los castillos de Martos, Jaén y Andújar.
Ya como ciudad cristiana, Martos, se reorganizará en barrios o parroquias. A partir del siglo XIII la ciudad adquiere un gran esplendor, sobre todo con la construcción de sus dos templos principales, en el punto más alto el de Santa María de la Villa, y en el centro de la ciudad, la Real Iglesia de Santa Marta dedicada a la patrona de la Villa. A partir de este centro, en el que también se situaría el Cabildo de Martos y el Mercado, se extenderá un gran entramado de calles, barrios, arrabales y ermitas. Se tienen constancia de la Iglesia de San Amador y de diversas ermitas como San Miguel, San Pedro, Santo Nicasio, San Cayetano, San Juan, Santa Catalina, San Sebastián, San Bartolomé, y Santa Bárbara.
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX se produce un gran desarrollo demográfico, urbano y arquitectónico. a este desarrollo contribuirá en gran parte el desarrollo del olivar. Debido a este desarrollo del olivar, se producirá la llegada del ferrocarril a la ciudad en los años 90 del siglo XIX. El ferrocarril, y la carretera N-321 de Úbeda a Málaga, serán las dos principales vías de exportación del aceite de oliva. Así surgirá la nueva burguesía, y el nuevo trazado de la ciudad, con grandes avenidas, rectas, y trazado regular, pero sin abandonar su dependencia al desnivel causado por la Peña. La Desamortización de Mendizábal también provocará el reparto de huertos y propiedades, antes pertenecientes a la Iglesia.
Entre los monumentos, cabe citar la antigua cárcel y cabildo, construido por Francisco del Castillo 'El Mozo', actual sede del Ayuntamiento, y considerado una joya del manierismo andaluz. El castillo de la Peña está situado en la cima del peñón que le da nombre, a unos 1.000 metros de altitud sobre el nivel del mar, y a unos 250 metros sobre la ciudad. Solo se conservan algunas ruinas, aunque mantiene su torre principal en buen estado.
El castillo de La Villa es una fortaleza urbana que junto con el Castillo de la Peña compone una de las defensas más importantes que poseía la Orden de Calatrava frente al Reino de Granada. Se asienta sobre un cerro rocoso en el que en época íbero-romana se encontraba la acrópolis de la ciudad de Tucci, convertido en época islámica en Hisn.
Entre las construcciones religiosas destaca el Santuario de Santa María de la Villa y campanario. La primera construcción de este templo data los años inmediatamente posteriores a la conquista cristiana.
En esta magnitud del olivar llama la atención por su personalidad la Ruta de los Olivos Centenarios, destacando el olivar centenario del Llano de Motril. También, existe otra opción de gran atractivo, la Vía Verde del Aceite, que ofrece un recorrido sin igual aprovechando las antiguas vías ferroviarias.

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