Francisco Javier Torres no había cumplido todavía los 28 años cuando murió. Estaba trabajando en una planta de fabricación de piensos para animales cuando se le cayó encima un fardo con más de 1.200 kilos. Falleció en el acto. El que era su jefe se sienta hoy en el banquillo acusado de un delito contra los derechos de los trabajadores.
La Fiscalía considera que el accidente se podía haber evitado, pues se produjo por la falta de medidas de seguridad que había en la fábrica. Una negligencia que el Ministerio Público achaca al empresario, José Luis P. O. Los hechos ocurrieron el 28 de enero de 2010, cuando la víctima, que trabajaba como peón descargador, se quedó a solas en la planta, ubicada en un polígono de Martos, para terminar un trabajo.
El trabajador estaba izando una saca de materia prima. Llevaba unos 1.200 kilos de mercancía. Para ello, utilizaba un sistema de elevación que subía el fardo cargado a unos dos metros de altura y permitía vaciar su contenido en un bidón metálico. En ese proceso, el saco se desprendió y aplastó a Francisco Javier. Cuando sus compañeros llegaron después de comer, lo encontraron muerto. Según el fiscal, el accidente se produjo porque la cadena que se utilizaba carecía de “pestillo de seguridad”. “Las sacas no podían ser enganchadas directamente al gancho de la grúa, por lo que el trabajador utilizaba una cadena que había encontrado unas semanas antes y que no era adecuada para esta función”, relata el Ministerio Público. Y añade: “El empresario no había previsto un sistema de izado de las sacas que no supusiera un riesgo para el trabajador”.
Por todo ello, la Fiscalía acusa a José Luis P. O. de un delito contra los derechos de los trabajadores y otro de homicidio por imprudencia grave. Como castigo, pide dos años de cárcel y una indemnización de 150.000 euros para la madre del trabajador fallecido, con la que residía cuando se produjo el siniestro. La defensa del acusado solicita la libre absolución al entender que el empresario no cometió delito alguno. El juicio está previsto para hoy en el Juzgado de lo Penal número 2 de Jaén. Rafael Abolafia/Jaén
El trabajador estaba izando una saca de materia prima. Llevaba unos 1.200 kilos de mercancía. Para ello, utilizaba un sistema de elevación que subía el fardo cargado a unos dos metros de altura y permitía vaciar su contenido en un bidón metálico. En ese proceso, el saco se desprendió y aplastó a Francisco Javier. Cuando sus compañeros llegaron después de comer, lo encontraron muerto. Según el fiscal, el accidente se produjo porque la cadena que se utilizaba carecía de “pestillo de seguridad”. “Las sacas no podían ser enganchadas directamente al gancho de la grúa, por lo que el trabajador utilizaba una cadena que había encontrado unas semanas antes y que no era adecuada para esta función”, relata el Ministerio Público. Y añade: “El empresario no había previsto un sistema de izado de las sacas que no supusiera un riesgo para el trabajador”.
Por todo ello, la Fiscalía acusa a José Luis P. O. de un delito contra los derechos de los trabajadores y otro de homicidio por imprudencia grave. Como castigo, pide dos años de cárcel y una indemnización de 150.000 euros para la madre del trabajador fallecido, con la que residía cuando se produjo el siniestro. La defensa del acusado solicita la libre absolución al entender que el empresario no cometió delito alguno. El juicio está previsto para hoy en el Juzgado de lo Penal número 2 de Jaén. Rafael Abolafia/Jaén
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