La asociación vecinal Cruz del Lloro celebró la Fiesta de la
Candelaria con una gran hoguera en la que se quemó “lo viejo” y se
estrecharon los lazos con los marteños que residen en otros barrios. Las
canciones antiguas y los alimentos elaborados en una lumbre sirvieron
para aguantar el intenso frío.
Numerosos marteños encontraron cobijo al cálido abrigo de una candela
en una noche helada. La Asociación de Vecinos Cruz del Lloro, que
preside María Dolores Virgil, volvió a dar muestra de su intensa
actividad y fue la anfitriona de la “fiesta de la luz”.
Pasadas las ocho
y media de la tarde, en las inmediaciones de la calle Cádiz, el
colectivo encendió una hoguera a la que no le faltó la leña en ningún
momento. Como manda la costumbre, los asistentes se acercaron, además de
para entrar en calor, para quemar “todo lo viejo”, como explicó Virgil.
Alrededor de la lumbre, los vecinos, llegados desde distintos barrios
de la ciudad y de diversos colectivos, e incluso en representación de
alguna que otra cofradía, compartieron unos buenos momentos. En otra
fogata destacó una sartén y que desprendía el buen olor de la carne y el
aroma de los chorizos que se habían cocido con vino.
Por otra parte,
la presidenta de “Cruz del Lloro” resaltó que se trata de una
celebración que se realiza desde hace más de una década, cuando se fundó
la asociación, y cuya idea fue del entonces responsable, Antonio
Arrabal, y de su junta directiva. “Es la fiesta de la luz, y
aprovechamos para unir lazos con los demás colectivos, además de invitar
a autoridades municipales”, precisó. Mientras que se calentaban las
manos al lado de la candela, los residentes rememoraron su infancia y la
trasladaron a los más jóvenes. A esta tradición se sumó la de entonar
canciones antiguas, como “El corro de la patata” o “La flor del romero”,
y la de dejar, por unos momentos, la rutina diaria aparcada en cada
casa y disfrutar de la Candelaria. María Dolores Virgil también subrayó
que uno de los objetivos fundamentales de “Cruz del Lloro” es recuperar
este tipo de costumbres y hacerlas llegar a las nuevas generaciones del
barrio.
SILVIA RUIZ DÍAZ
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