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lunes, 3 de octubre de 2011

La tiza blanca se queda sola


Silvia Ruiz Díaz/Martos
Los ejercicios en lápiz y papel se cambian por el ordenador portátil, y la enseñanza con tiza y borrador se sustituye por las pizarras digitales. Las nuevas tecnologías comienzan a entrar a las aulas y el colegio Hermanos Carvajales es un buen ejemplo de ello.
El profesor Jesús Alonso, atento a unos ejercicios que hace un alumno en la pizarra digital. Foto: Juan Carlos Fernández.
Jesús Alonso Rueda imparte clases en el colegio de Educación Primaria Hermanos Carvajales de Martos, ubicado en la Avenida de la Alhambra. Es consciente de que las nuevas tecnologías se han introducido en todos los ámbitos y, como no podía ser menos, también han entrado en las aulas. No lo han hecho solamente con los ordenadores portátiles para los niños, sino que también han alcanzado a los que se resisten a dejar la “histórica” tiza blanca, el borrador y la pizarra.  
El profesor Jesús Alonso está encantado con los cambios que, poco a poco, se producen en el sector de la Educación y que se evidencian en el centro Hermanos Carvajales. El que más le apasiona es la introducción de la pizarra digital. Se confiesa un apasionado de este instrumento y, a pesar de que no lo puede utilizar porque da clases en primero de Primaria, sí que comenzó a usarlo cuando ejercía su labor en el colegio San Marcos, en el término de Garcíez. Asimismo, tiene claro que los beneficios no solo se trasladan a los maestros, sino que, además, repercuten en los niños. “Gracias a la pizarra digital noté cómo los alumnos se motivaban. En Garcíez, por ejemplo, cuando acabó el curso tenían una nota media de notable”, dice.
La cantidad de colores y las herramientas virtuales que se pueden utilizar, como los rotuladores, las escuadras y los compases, dejan a los pequeños sorprendidos. Abren bien los ojos al comprobar que se pueden insertar imágenes a través de internet, o cuando los profesores acceden a páginas didácticas para realizar sus ejercicios en clase de una forma amena y divertida. “Los beneficios son todo. La pizarra digital es higiénica, porque no utilizas tiza y, además, no consumes ese material. No da dentera, que es algo que ocurre a menudo. Los niños se motivan mucho más que antes y hay cientos de páginas con actividades temáticas”, describe Jesús Alonso.
Sin embargo, no todos comprenden las ventajas del tablero interactivo. Los profesores, a veces, tienen dudas o se confunden al utilizar las herramientas. Pero el joven profesor, que incluso en su tiempo libre se dedica a indagar y a descubrir más beneficios de esas pizarras —un producto de la firma Promethean— pretende enseñar a sus compañeros. “A los que les cuesta un poco más, he pensado hacer un grupo de trabajo y compartir con ellos lo que yo sé, porque se pueden hacer cosas bastante interesantes”, especifica. “El año pasado también me propusieron ser formador de la Junta de Andalucía, y he dado cursos. Todo lo que he visto en la pizarra es positivo, lo único negativo es que no sepas utilizarla”, considera.
Por otro lado, avanza que, además, tiene en marcha otro proyecto: la realización de un libro digital de Lengua que sirva para todo el curso y que se trabaje con la pizarra digital, algo que le propuso Promethean.  Y es que, en momentos de recortes y austeridad, también  hay espacio para la innovación.

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