Foto: Juan Carlos Fernandez |
El Club Seat 600 celebra la concentración de coches clásicos y, a la vez, recuerda, con diversas actividades, las tradiciones en el olivar de antaño. Más de un centenar de participantes, de toda España, mostró sus vehículos.
La Asociación Cultural Club Seat 600 celebra, desde ayer, la IX Concentración Nacional de Vehículos Clásicos. Con el escenario elegido, la ciudad marteña, no podían faltar los recuerdos del olivar y, por ello, como indicó el presidente del colectivo, José Águila, se desarrolló un programa muy original que comenzó a las cuatro de la tarde con la recepción de los coches en el Recinto Ferial. A continuación se arrancaron los motores de los automóviles, todos con más de veinticinco años, y visitaron la fábrica Pydasa, donde se enseñó el método tradicional de extracción de aceite. También hubo una ruta por el casco antiguo y unas pruebas que llamaron bastante la atención: por ejemplo, aquella en la que los copilotos tuvieron que mostrar su habilidad en un pequeño circuito y viajaron con una cuchara que portaba un huevo. En el recinto, la asociación tosiriana Vientos del Tiempo recreó la recogida de aceituna de antaño y destacaron varias exposiciones, además del mercadillo de recambios para clásicos.
A la cita, que continúa hoy con un desayuno aceitunero, visitas y una comida, asistió más de un centenar de vehículos de toda España como Badajoz, Torrejón de Ardoz (Madrid), Murcia, Sevilla, Málaga, Córdoba y de Alcaudete —el grupo más numeroso—. Los vecinos contemplaron el más clásico, el Seat 600, y “alucinaron” con un Rolls-Royce de Almería y con el Renault Caravelle que llegó de Lopera, entre otros muchos. SILVIA RUIZ DÍAZ / MARTOS
A la cita, que continúa hoy con un desayuno aceitunero, visitas y una comida, asistió más de un centenar de vehículos de toda España como Badajoz, Torrejón de Ardoz (Madrid), Murcia, Sevilla, Málaga, Córdoba y de Alcaudete —el grupo más numeroso—. Los vecinos contemplaron el más clásico, el Seat 600, y “alucinaron” con un Rolls-Royce de Almería y con el Renault Caravelle que llegó de Lopera, entre otros muchos. SILVIA RUIZ DÍAZ / MARTOS
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